Un intenso aroma cítrico invade tu naríz, te hace buscarlo por todos lados y te sorprende que venga de una fruta de menos de 10 cm de diámetro. Este es el Arazá, un fruto amazónico que es modesto en tamaño, pero un gigante en vitaminas, minerales y beneficios para el cuerpo humano.

Su cáscara es suave, tan delicada como la fruta misma, al punto que un golpe puede deformarla. La pulpa de su interior es fibrosa y maleable como la plastilina, con semillas grandes en el centro. Puedes comerla cruda, aunque es tan ácida y cítrica que no a todos les gusta consumirla de esa forma. No obstante, si decides sacarle la pulpa y licuarla en leche te sorprenderá un jugo delicioso y saludable con textura de yogurt.